¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es un mecanismo funcional de defensa que genera cambios fisiológicos (palpitaciones, respiración rápida, etc) con la finalidad de ponernos en alerta delante de una situación peligrosa. Frente a un peligro real, se considera una medida funcional, ya que nos prepara para salir corriendo. Sin embargo, en algunos casos este mecanismo se activa ante situaciones innecesarias o de manera incorrecta o excesiva y puede producir problemas de salud que afectan al bienestar de la persona en lugar de ayudarla.

A menudo, sufrir ansiedad interfiere en la vida diaria  de las personas, dificultando sus relaciones tanto laborales como personales. Además, puede acabar teniendo un impacto negativo sobre la confianza de la propia persona, llegando a modificar parcial o completamente  su ritmo de vida.

Pese a que la sintomatología es muy variable, se puede considerar que existe una crisis de ansiedad cuando se tienen al menos cuatro de los siguientes síntomas: elevación de la frecuencia cardíaca, respiración rápida, opresión en el pecho, miedo o pánico, temblor, nauseas, mareos u hormigueos.

¿Qué podemos hacer?

Nuestra intervención consta de tres técnicas expuestas en paralelo (a la vez):

  1. Psicoeducación: consideramos muy importante que la persona entienda los procesos por los cuales pasa su cuerpo durante la crisis de ansiedad, ya que eso ayudará a comprender y por tanto percibir más control durante la situación.
  2. Entrenar en técnicas de respiración/relajación y control del pensamiento. Estas herramientas ayudarán a gestionar y reducir el impacto de la crisis.
  3. Terapia cognitiva orientada a los aspectos asociados a los detonantes de la ansiedad y a su mantenimiento.

Estas técnicas se adaptan a las necesidades de cada caso. Por ejemplo, comprendemos que no todos nos sentimos cómodos con las mismas técnicas de relajación/respiración, de manera que nuestra psicóloga pensará, buscará y probará aquella que resulta más adecuada para cada caso.