¿Qué son las Demencias?

Hablamos de demencia como un síndrome adquirido y progresivo, producido por una afectación orgánica que produce un deterioro persistente de varias funciones mentales superiores que provocan una incapacidad funcional en el ámbito social, laboral o familiar de la persona.

Si realizamos una clasificación según los tipos encontramos:

    1. Demencias degenerativas primarias:
      1. Corticales ( enfermedad de Alzheimer, Afasias progresiva primaria, demencia semántica, apraxia progresiva primaria y demencia cortical superior).
      2. Subcorticales (enfermedad de Parkinson, Parálisis supranuclear progresiva (PSP), demencia de Huntington).
      3. Corticales – subcorticaels (demencia de cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, demencia corticobasal)
      4. Demencia vascular (multi-infarto, demencia por infarto estratégico, por enfermedad de pequeño vaso, demencia por isquemia-hipoxia).
    2. Demencias secundarias.

Las afectaciones neuropsicológicas que causan cada demencia son diferentes en cada caso.Por eso es importante realizar una evaluación exhaustiva de los aspectos cognitivos y emocionales alterados y valorar la interferencia que estos suponen en cada caso en la vida diaria de la persona y en su autonomía. 

¿Qué podemos hacer nosotros? 

Hemos de tener en cuenta que ninguna intervención puede alterar la evolución de una enfermedad de patología orgánica. Por eso nuestro principal objetivo es: 

  • Potenciar las funciones preservades con el objetivo de mantenerlas el máximo tiempo posible.
  • Desarrollar estrategias que fomenten el mantenimiento de la autonomía.

 Nuestro protocolo en este caso será:

1. Evaluación integral (cognición-emoción-conducta) de la persona. 
Para ello, la neuropsicóloga realiza una primera sesión de información, donde la persona afectada o la familia facilitan los datos relevantes de la situación de cada caso, así como las quejas y apreciaciones que han observado.  Con esta información, la neuropsicóloga elabora un protocolo de evaluación personalizado según las necesidades detectadas en la entrevista. Esta evaluación tiene una duración variable según las necesidades, pero la media acostumbra a ser entre dos o tres sesiones de 60 minutos. La evaluación siempre comprende un parte cognitiva, donde se valora el estado de la persona en las diferentes funciones.
(enlace)

2. Devolución e informe de la situación:

Creemos que es muy importante que tanto la persona afectada como la familia  comprendan bien la situación.  Por  eso, una vez acabada la evaluación, la neuropsicóloga dedica sesión donde explica los resultados de manera clara, resolviendo cualquier duda y proponiendo la mejor estrategia de intervención o rehabilitación según los resultados obtenidos. 
Además, se hace entrega de un informe detallado de todo lo expuesto para que pueda ser entregado al resto de personal médico que lleve el caso de la persona afectada.

3. Estimulación cognitiva y/o intervención emocional y conductual.

A partir de los datos de la evaluación, se establecen unos objetivos conjuntamente con la familia para posteriormente llevar a cabo el plan de intervención personalizado de los aspectos cognitivos, teniendo en cuenta el estado emocional y conductual de cada caso.  
Inicialmente, las sesiones presenciales de estimulación cognitiva con la neuropsicóloga se programan con una periodicidad semanal o bisemanal, donde se implementan técnicas específicas para cada función afectada.