¿Qué es el daño cerebral adquirido (DCA)?

Hablamos de daño cerebral adquirido cuando de manera repentina (tras un ICTUS, Traumatismo craneoencefálico, epilepsia, etc.), una persona que no tenía ningún daño neurológico previo, sufre una lesión cerebral que genera una afectación en  el funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y/o físico.

Así como los aspectos físicos suelen ser atendidos de manera inmediata y protocolizada por la mayoría de centros hospitalarios tras el accidente que causó el daño, las afectaciones neuropsicológicas suelen pasar más inadvertidas y no son incluidas en el plan de rehabilitación habitual. Sin embargo, estas afectaciones de los aspectos cognitivos (atención, lenguaje, memoria y funciones ejecutivas), conductuales (cambios de carácter o temperamento, trastornos del sueño, etc.) y emocionales (ansiedad, depresión, etc.) pueden generar una gran interferencia en la vida diaria de estas personas y dificultar en gran modo la funcionalidad autónoma del día a día.

¿Qué podemos hacer nosotros?

El equipo de neuropsicología de ADIR enfoca el plan de intervención en estas situaciones siguiendo tres pasos claros.

1. Por un lado, realizar una evaluación integral (cognición-emoción-conducta) de la persona.

 Para ello, la neuropsicóloga realiza una primera sesión de información, donde la persona afectada o la familia le facilitan todos los datos relevantes de la situación de cada caso, así como las quejas y apreciaciones que han observado desde el alta hospitalaria. Con esta información, la neuropsicóloga elabora un protocolo de evaluación personalizado según las necesidades detectadas en la entrevista.

Esta evaluación tiene una duración variable según las necesidades, la media acostumbra a ser  entre dos o tres sesiones de 60-90 minutos. La evaluación siempre comprende una parte cognitiva, donde se valora el estado actual de la persona en las diferentes funciones. (enlace). + info AQUI

 2. Devolución e informe de la situación.

Creemos que es muy importante que tanto la persona afectada como la familia comprendan bien la situación. Por ello, una vez terminada la evaluación, la neuropsicóloga concierta una sesión donde explica los resultados de manera clara, resolviendo cualquier duda, y proponiendo la mejor estrategia de intervención o rehabilitación según los resultados obtenidos.

Además, entrega un informe detallado de todo lo expuesto para que pueda ser entregado al resto de personal médico que lleva el caso de la persona afectada.

 3. Rehabilitación de las funciones afectadas y/o intervención emocional y conductual.

A partir de los datos de la evaluación, se establecen unos objetivos pactados entre el profesional y la persona afectada para posteriormente llevar a cabo el plan de rehabilitación que puede ser de uno o varios aspectos (cognitivos/emocionales/conductuales) según las necesidades.

Inicialmente, las sesiones presenciales de rehabilitación cognitiva con la neuropsicóloga se llevan a cabo con una periodicidad semanal o bisemanal, donde se implementan técnicas específicas para cada función afectada. En la mayoría de casos, también se pactan ejercicios para realizar en casa que son monitorizados semanalmente durante las sesiones presenciales o telemáticamente en el caso de acordarse de ese modo. + info AQUI

Transcurrido el período recomendado de rehabilitación, se reevalúan las funciones afectadas y se valora la consecución de objetivos, o bien para determinar el alta o para reajustar el plan inicial.

Todas las técnicas y recursos utilizados en este tipo de intervención son basadas en la evidencia, lo que quiere decir, que utilizamos solo aquellas estrategias que han demostrado ser eficaces mediante estudios científicos controlados y publicados.