A estas alturas de la película, la mayoría ya hemos  oído hablar sobre el Trastorno por déficit de atención (TDA/H), bien sea por algún caso personal cercano o simplemente por la polémica que ha suscitado en los medios de comunicación. ¿Existe? ¿No existe? ¿Está “de moda” y se sobrediagnostica? ¿Es adecuado medicar a niños?  Cientos de preguntas, para miles de respuestas (y ya no digamos de opiniones). Pero… ¿qué sabemos realmente? ¿Qué información objetiva existe en la base de todo esto y es necesaria saber para poder generar una opinión propia entre toda la maraña de información divulgativa? Os dejamos 9 datos objetivos (sin filtros de opinión) que pueden ser de utilidad.

  1. El TDA/H está descrito como un trastorno de origen neurobiológico originado en la infancia y que implica inatención y/o hiperactividad y/o impulsividad.
  2. Se diferencian tres subtipos: Predominante falta de atención, predominante hiperactividad/impulsividad, o combinado.
  3. El diagnóstico es clínico, lo que quiere decir, que el especialista no realiza pruebas objetivas para sus conclusiones (como análisis de sangre, radiografías, etc), sino que se basa en el cumplimiento de una serie de criterios subjetivos que aporta la familia. (ej: “con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla”)
  4. Estos criterios son muy específicos y están recogidos dentro de un manual que cuenta con la aprobación de la comunidad médica y que es revisado de forma periódica, de acuerdo con las investigaciones, estudios y descubrimientos que hayan ido surgiendo. Este manual se llama DSM V.
  5. Una de las particularidades de este trastorno es que a menudo viene acompañado de otros (conductuales, del desarrollo, etc) lo que complica (y no poco) hacer un diagnóstico diferencial en base a la pura observación.
  6. Se ha demostrado en estudios replicados (de diferentes investigadores independientes no vinculados a farmacéuticas) que el TDAH tiene un alto componente hereditario  (multigenético) y que es independiente del ambiente o estilo parental.
  7. Existen estudios del mismo tipo, que demuestran que hay diferencias tanto morfológicas (tamaño y forma de áreas del cerebro) como bioquímicas (la manera de funcionar de esas áreas) en el cerebro de las personas con TDA/H.
  8. La medicación no es el único método de intervención en estos casos, pero ha demostrado ser eficaz en un alto porcentaje de ellos. También se ha demostrado  la eficacia (aunque existen muchos menos estudios al respecto ya que no cuentan con la misma financiación) de la terapia cognitiva llevada a cabo por especialistas formados para ello.
  9. La medicación es segura. Ha sido probada para el uso en menores siguiendo todos los estándares de seguridad (que no son pocos) protocolizados para su uso. Si bien es cierto, que como cualquier medicamento, puede tener efectos secundarios que conviene conocer previamente.

¿Qué conclusiones sacamos nosotros?

Desde ADIR creemos que cuestionarse la existencia o no del trastorno no tiene sentido tras los descubrimientos tanto genéticos como morfológicos y bioquímicos, es decir que creemos que existir, existe.

Sin embargo, es cierto que al contar con un diagnóstico subjetivo es probable que existan casos que se están incluyendo como trastorno cuando realmente son un rasgo (no una patología) o un problema conductual o de otra índole.

Por esto mismo, desde ADIR creemos que la única manera eficaz de tratar cada caso es desde una evaluación específica y objetiva de cada niño, analizando sus posibilidades y generando un perfil neuropsicológico específico de de sus capacidades cognitivas, conductuales y emocionales.

El diagnóstico o no (el cumplimiento de los criterios subjetivos o no) es importante para poder establecer una etiqueta clara que permita optar a ayudas sociales y posibilite el acceso a medicación, pero nosotras creemos que es más importante conocer de qué manera podemos ayudar a compensar esas dificultades utilizando los puntos fuertes con los que cuente cada niño, con la finalidad de que se adapte mejor a su entorno.

A fin de cuentas, toda la atención que se ha llevado la necesidad de justificar la existencia como entidad patológica o no, no ha hecho otra cosa que descentrar la atención (valga la ironía) de la cuestión que creemos principal: Tenga o no tenga TDAH un niño, cuando existe una consulta es que existe una dificultad, ¿Cómo  podemos ayudarle?

Si tienes alguna duda sobre algún aspecto comentado (o precisamente porque no lo está) puedes ponerte en contacto con nuestro centro en Barcelona, ADIR Psicologia y Neuropsicologia (info@adirpsicologia.com)